Conoce tu tipo de limpieza

El mejor momento para limpiar tu casa es el que más te convenga.

Algunas personas son guerreras de fin de semana. Les gusta dedicar un día entero o un fin de semana a realizar todas sus tareas de limpieza, para que no interfiera en sus rutinas diarias.

Otros prefieren hacer un poco de aquí y de allá, prefieren dedicar menos tiempo a las tareas de limpieza, pero hacerlas con más frecuencia.

Parte de la vida independiente consiste en desarrollar tu propio horario doméstico. De niño, puede que tus padres o cuidadores te dijeran qué tareas tenías que hacer y cuándo tenías que hacerlas, pero cuando creces y vives solo, ¿adivina qué? ¡Tú mandas! Tú decides qué horario es el mejor para ti, en función de todo tipo de factores, como tu nivel de energía, tu horario semanal, tus necesidades de movilidad, si tienes compañeros de piso o cuidadores que compartan la carga, y mucho más.

Tu discapacidad puede influir en la cantidad de limpieza que eres capaz de hacer a la vez. Para crear tu propia rutina de limpieza del hogar, es importante que prestes atención a tu cuerpo y a tu estado de ánimo.

Considera lo siguiente:

¿Eres una persona madrugadora o un búho nocturno?

¿Cuándo tienes más energía? ¿Te levantas lleno de energía, listo para aprovechar el día, o te gusta dormir hasta tarde y conseguir tu explosión de energía cuando se pone el sol? Aprovecha tu ciclo natural de sueño-vigilia para hacer la limpieza cuando tengas más energía.

¿Cuánta limpieza hay que hacer?

Acostúmbrate a hacer una lista de tus tareas de limpieza. Podrían incluir ocuparse de los platos sucios o de la pila de papeles de la encimera, aspirar o fregar el suelo, fregar el váter y el lavabo del baño, ocuparse de esa pila de ropa sucia, o tareas de limpieza más profundas, como limpiar los cristales, organizar el armario o descongelar el congelador. Una vez que sepas cuánto hay que hacer, podrás hacerte una idea de cuánto tiempo te llevará.

¿Cuánta energía tienes?

Piensa si te gustaría dedicar un día entero o más a limpiar tu casa de arriba abajo, o si te cansas con facilidad y prefieres aprovechar pequeñas ráfagas de energía a lo largo de la semana. A algunas personas les apetece fregar los platos justo después de cenar, mientras que otras pueden tener poca energía por la noche y prefieren hacerlo por la mañana, cuando están más frescas. Ajusta tu horario de limpieza a las necesidades de tu cuerpo.

¿Tienes ayuda?

Si tienes un cuidador dispuesto a encargarse de algunas de las tareas más difíciles que a ti te cuestan, o si vives con alguien que pueda compartir la carga a partes iguales, puede ser una buena idea sentarse con esa persona y discutir un horario para limpiar determinadas zonas de tu casa en días y horas que os vengan bien a cada uno.

Intenta planificar una rutina semanal

Una vez que hayas reflexionado sobre tus necesidades y hábitos personales de limpieza, así como sobre los horarios típicos que seguís tú y cualquier otra persona de tu casa, puedes intentar crear un calendario de limpieza semanal o mensual. Podría tener este aspecto:

Todos los días
  • Platos
  • Guardar la ropa
  • Clasificar el correo
  • Limpiar encimeras y fogones
  • Hacer la cama
Lunes
  • Endereza y mullir los cojines del sofá
  • Limpiar el salpicadero de la cocina y los electrodomésticos
Martes
  • Fregar el inodoro
Miércoles
  • Hacer la colada
Jueves
  • Barrer el suelo de la cocina
Viernes
  • Vacía la comida vieja del frigorífico
Sábado
  • Espejos limpios
  • Limpia los fregaderos del baño y la cocina
Domingo
  • Cambiar y lavar sábanas y fundas de almohada

También puedes hacer un calendario más general para el mes, enumerando las tareas que piensas hacer cada semana.

Revisa tu horario y haz los ajustes necesarios

Éste es TU horario, ¡así que haz que funcione para ti! Tal vez empezaste sintiéndote ambicioso, creyendo que podías hacer más de lo que era posible en determinados días. Si es así, ¡no pasa nada! Piensa en cómo puedes reorganizar el horario. Quizá prefieras limpiar sólo en días alternos para tener tiempo para descansar entre medias. O tal vez prefieras hacerlo todo un día a la semana, cuando tengas un horario más abierto. Tal vez haya algunas tareas que pensabas que serían más fáciles, pero ahora te das cuenta de que necesitas ayuda. ¿Podrías invertir en contratar a un empleado de limpieza, pedir a un cuidador que haga el trabajo, o incluso comprar una aspiradora robótica para que limpiar el suelo sea más fácil?

Al final, sea cual sea el calendario al que llegues y la forma en que asignes las tareas, tu plan debe ser algo que puedas cumplir a largo plazo, que te resulte manejable y cómodo, y que te proporcione la felicidad y la tranquilidad que conlleva una casa limpia.